Thursday, April 27, 2006

¿Y si nos vamos por la izquierda?


Si bien la palabra izquierda nos recuerda a los cuentos de miedo que nos contaban antes de ir a dormir cuando niños,“bueno ya duérmete que si no te lleva un socialista”, todos los años de centralismo autocrático y la reciente terrible experiencia con la derecha, nos da por tomar valor y voltear la mirada hacia el lado oscuro de la izquierda, y en lugar de encontrarnos con un camino desolado, gris y en construcción, nos encontramos con un camino sumamente transitado, un camino que ha sido probado y que ha dado resultados.

La historia de la izquierda en Latinoamérica evoca la lucha armada, la poesía clandestina y el exilio, pero la realidad actual nos muestra progreso económico, igualdad social y reformas culturales, la nueva izquierda es de propuesta y acción.

Se puede resumir la “centro izquierda” o “social democracia” bajo los siguientes preceptos:

1. Disminución de las desigualdades sociales;2. Incremento de los estándares de vida;3. El interés general y la propiedad nacional por encima de la propiedad privada y extranjera;4. Los impuestos progresivos (rentas/empresariales) por encima de los regresivos (IVA, consumo);5. Prioridades presupuestarias que favorezcan los principales gastos sociales e inversiones públicas en trabajo en lugar de subsidios a los explotadores y al pago de la deuda externa;6. Promoción y protección de la propiedad nacional de las materias primas por encima de la explotación extranjera;7. Diversificación de la producción para valorar productos añadidos como oposición a vender materias primas sin procesar;8. Subordinación de la producción para la exportación al desarrollo del mercado interno;9. Participación y poder popular en las tomas de decisión como oposición a las decisiones de la élite hechas a través de negocios, la banca internacional (FMI) y las élites políticas;10. Consulta con los movimientos de masas en la selección de ministros claves en los gabinetes de gobierno en lugar de con las élites de los negocios locales y extranjeras;11. Adopción de una política exterior antiimperialista contra el apoyo a los libre-mercados, a las bases militares y a las guerras imperiales y de ocupación;12. Revocar privatizaciones perjudiciales, y oponerse a su ampliación y consolidación;13. Aumentando del salario mínimo en contra del exceso de pagos de la deuda externa y,14. Promoción de una legislación laboral que facilite la organización sindical, una educación y servicios de salud públicos gratuitos y universales.

¿Son éstos conceptos los de un régimen insurgente y peligroso, o los compromisos mínimos que un pueblo espera de sus gobernantes?.

Les invito a poner más atención y antes de cruzar la calle, miren hacia los dos lados, para que vean de qué lado, es por el que vienen a atropellarnos.

Si hay alternativa

No somos iguales

Por lustros, México se ha basado en una cultura de desigualdad social, económica, de género y cultural que ha dañado casi irremediablemente el sentimiento nacional. México ha sido instigado a “elegir” a dirigentes que solo ven por los intereses de los suyos, de unos cuantos, a dirigentes que no apoyan al pueblo, que no se ocupan ni por su bienestar, educación, y mucho menos por su cultura. Los principales daños que causa la desigualdad son el machismo, la ignorancia y el elitismo, males sociales que causan una ola de discriminación que sucede en todos los niveles y ámbitos del país diariamente y auque todos hemos aprendido a sobrellevar, no tenemos por que continuar viéndonos en la necesidad de adaptar nuestra forma de vida a la que imponen las instituciones.

No somos iguales, pero en lugar de hacer nuestras diferencias evidentes e imponer aceptación, debemos empezar por reconocer esas diferencias y hacernos sensibles a ellas. Reconocer que si bien, somos diferentes, podemos llegar a acuerdos y podemos convivir y coexistir en paz. Dejemos atrás la era de las castas y aprendamos a ser comunidad.
No somos iguales, pero debemos serlo en materia de igualdad de derechos, de obligaciones y de oportunidades.

Elijamos a para ser nuestros gobernantes, a personas que ya entienden éstos conceptos y que, desde una posición de institución pueden dedicarse a alimentarlos entre la sociedad, que legislen dónde se necesite y defiendan cuando sea necesario.

Patricia Mercado representa el ideal de los ciudadanos que creemos en el potencial del país y que nos rompe el corazón ver como le gobierno nos hace cada vez más desiguales, Patricia conoce ésta desigualdad, y está comprometida a trabajar para que todos tengamos los mismos derechos, para que México crezca social y culturalmente.

Si hay alternativa